La obesidad es una enfermedad psicosomática con conductas adictivas a la
comida, caracterizada por avidez, descontrol y en algunos casos, un sentimiento
de culpa persecutoria.
Esta patología marca un grado de conflicto y dependencia frente a
determinados alimentos, especialmente los hidrocarbonados.
Se trata de un “comer compulsivo”, que en una primera etapa aparece como
un impulso irrefrenable, sin lucha interna ni culpa, por lo menos durante la
ingesta. Por lo tanto en esta etapa no hay conciencia de enfermedad.
En una segunda etapa, los impulsos irrefrenables se combinan con la
sensación de culpa antes, durante y después de la ingesta, produciendo una
experiencia de vacío y dolor psíquico. Aquí empiezan las conocidas excusas del
obeso. Hay conciencia de situación pero poca de enfermedad.
En caso de que exista un tratamiento adecuado el paciente entra en una
tercera etapa (conductas abstinentes), que implican un aprendizaje, búsqueda de
control y ayuda. Se esfuerza en lograr otro tipo de relación con la comida,
obteniendo en este proceso éxitos parciales.
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